En este artículo, he decidido hablaros sobre el proceso que tiene lugar cuando experimentamos la pérdida de alguna persona allegada.
Tras el fallecimiento de un ser querido, el duelo aparece como una respuesta natural del ser humano. Es algo que muchos hemos vivido, o que viviremos probablemente en varias ocasiones a lo largo de nuestras vidas. Es el precio que tenemos que pagar por establecer vínculos emocionales con otras personas que tanto nos aportan y que nos permiten vivir y desarrollarnos como personas.
La mayoría de las personas que han experimentado un proceso de duelo a lo largo de su vida, a pesar del sufrimiento que ello genera, logran rehacerse al cabo de un tiempo, adaptarse a la nueva situación, y ser capaces de seguir con sus vidas. Es importante tener en cuenta que la mayoría de las personas que sufren la pérdida de un ser querido, no necesitan de ayuda psicológica para sobreponerse y son capaces de salir de esta situación por ellos mismos y también con la ayuda de amigos y familiares.
Sin embargo, hay un porcentaje de la población a la que esta situación le sobrepasa, y a pesar del tiempo transcurrido, son incapaces de sobreponerse y volver a dar un significado a su vida. Son personas que siguen experimentando un intenso dolor emocional al recordar a la persona fallecida, y que son incapaces de volver a sus vidas con normalidad con todo lo que ello supone, es decir, volver a trabajar y a hacer otras actividades con normalidad, volver a disfrutar de las cosas y volver a establecer relaciones normales con otras personas. Estas personas pueden acabar con problemas de salud y también psicológicos como depresión, ansiedad, o incluso desarrollar algún otro tipo de psicopatología.
Es en estos casos, en los que tales síntomas no permiten a la persona adaptarse a la situación y le generan una problemática clínicamente significativa que le limite en su día a día, cuando hablamos de un duelo complicado o patología de duelo.
Y entonces, ¿por qué algunas personas lo acaban superando de forma natural y otras, sin embargo, acaban patologizando un proceso que todos tendremos que experimentar tarde o temprano?
Son muy numerosas las investigaciones que llevan años realizándose al respecto, y múltiples las teorías derivadas de tales investigaciones, y que son abordadas desde los diferentes enfoques psicoterapéuticos.
No obstante, y aunque a día de hoy aún se sigue teorizando al respecto, existe cierta evidencia empírica en algunas de las causas que pueden generar tal problemática.
Factores como el modelo de apego que hemos establecido desde pequeños con nuestras figuras de referencia, los padres por lo general, van a ejercer una influencia importante en la forma que tenemos de relacionarnos en el futuro con otras personas y en cómo establecemos vínculos con éstas, pudiendo ser en ocasiones más dependientes en términos de seguridad y protección que necesitamos que nos aporten, por lo que si habláramos de un nivel alto de esa necesidad, el duelo sería más complicado ante la pérdida de alguien con el habíamos establecido una relación cercana e íntima.
Otro factor importante podría ser la forma en la que asimilamos esa experiencia de pérdida. Para asimilarla, entramos en un ciclo en el que a veces nos exponemos a esa experiencia (hablamos con otros sobre el fallecido, vemos fotos suyas, recordamos voluntariamente situaciones con esa persona,…) y otras veces la evitamos (intentamos no pensar en esa persona haciendo un montón de cosas y manteniéndonos muy activos…). Nunca de estas dos opciones es mala en sí, pero sí se requiere de cierto equilibrio entre las dos, por lo que cuando una persona se queda anclada sólo en un modo de respuesta o en el otro, corre el riesgo de patologizar el proceso de duelo.
Por otra parte, la forma en la que nuestro entorno responde a nuestro dolor, afecta de forma significativa. Si las personas cercanas no empatizan lo suficiente con nuestra situación, o no nos ofrecen el apoyo que necesitamos, también se podría complicar el proceso.
Existen otros factores, aunque no es mi objetivo exponerlos todos ya que la idea de este artículo es ofrecer una introducción al lector sobre el proceso de duelo.
Sobre las fases del duelo, hay muchas fuentes donde se pueden consultar, por lo que yo me limitaré a hacer una introducción del tema de una forma algo diferente, y que desde mi punto de vista podría resumir mejor cómo ocurre el proceso. Dichas fases y sus características serían:
- Etapa de aturdimiento y choque: dificultad en el manejo de responsabilidades diarias (familia, trabajo, autocuidado…), ayuda social disponible pero dificultad para aceptarla, tendencia al aislamiento y creencia de que hay que superarlo solo, tendencia a depender de los demás en otros ámbitos, oscilación aguda en el proceso de exposición-evitación o uso de conductas impulsivas o adictivas para minimizar la carga emocional.
- Etapa de negación y evitación: Dificultades para mantenerse estable en el día a día, buen funcionamiento en algunas áreas e inestabilidad en otras, dificultad ocasional para aceptar ayuda social, dificultad para mantener nuevas relaciones, mayor confrontación con los recuerdos y la realidad, y uso de actividades (a veces de riesgo) para manejar la ansiedad.
- Etapa de conexión-integración: buen funcionamiento en la mayoría de las áreas e identificación de las deficitarias, aumento de responsabilidad sobre la vida, aumento en la demanda de necesidades de apoyo, mayor exposición a la experiencia de pérdida y a actividades o lugares que nos generen recuerdos, y mayor deseo de hablar de la persona fallecida.
- Etapa de crecimiento y transformación: buen funcionamiento en las relaciones sociales, laborales y familiares, mayor deseo de relaciones interpersonales y de formas nuevas relaciones significativas, mejora en asertividad y hacer valores los derechos propios, y en general capacidad de vivir el presente habiendo integrado la experiencia de duelo.
No obstante estas etapas, aunque pretenden ser una simplificación del proceso, no tienen por qué ocurrir exactamente de esta manera, pudiendo solaparse entre ellas o incluso variar el orden.
En resumen, lo que pretendo expresar con este artículo, es que la elaboración del duelo es un proceso complejo donde intervienen muchos factores que pueden condicionarlo de una forma importarte, llegando a producirse en la mayoría de las ocasiones de una forma natural y sin necesidad de ayuda profesional, pero que a veces sí pueden requerir la ayuda de un psicólogo con conocimientos en duelo para ayudar a superarlo de una forma satisfactoria. Si ese es tu caso, no dudes en ponerte en contacto con un especialista. En mi consulta, donde trabajo como psicólogo en Alicante, puedo ayudarte en tu proceso de duelo. Espero que esta información te haya servido de ayuda.